OTERO ALVARADO, Fernando, (2013), «En España se ha creado una industria del maltrato de la que viven muchos», entrevista de Juan Miguel Vega, El Mundo, Sevilla, 14/04/2013.

«Nos han mentido en el tema de ‘la lacra’, en que esto sea un problemón a gran escala»

«La Ley de Violencia ‘de género’ no está hecha para acabar con la violencia, sino para incrementarla»

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«Tras un divorcio, y fruto de una relación informal con otra mujer, tuvo a su única hija. El nacimiento de ésta fue el comienzo de su particular calvario. Una larga historia de denuncias y amarguras que judicialmente siempre acabaron a su favor, lo cual no quiere decir bien, pues generalmente el fallo llegó tarde. Declarado en rebeldía contra el estado de cosas que provoca su problema y el de otros muchos, Fernando Otero Alvarado (Sevilla, 1968), fundó la Plataforma por la Igualdad que lidera el ex juex Francisco Serrano…

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PREGUNTA.- ¿Eso de crear una plataforma por la igualdad es porque creen que en España no existe pese a ser un derecho fundamental?

RESPUESTA.- Claro que no hay igualdad. No la hay ante la Ley de forma patente y manifiesta. Si una mujer se pasa hora y media diciendo a su marido de todo menos bonito: vago, borracho, etc. y luego el marido va y le responde: bruja déjame en paz, con la ley en la mano, ese hombre es un delincuente. La señora habrá cometido una falta de insultos, pero él un delito…

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El Mundo 14/04/2013, Entrevista a Fernando Otero, secretario de la PCI

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Entrevista:

Tras un divorcio, y fruto de una relación informal con otra mujer, tuvo a su única hija. El nacimiento de ésta fue el comienzo de su particular calvario. Una larga historia de denuncias y amarguras que judicialmente siempre acabaron a su favor, lo cual no quiere decir bien, pues generalmente el fallo llegó tarde. Declarado en rebeldía contra el estado de cosas que provoca su problema y el de otros muchos, Fernando Otero Alvarado (Sevilla, 1968) se unió a la plataforma por la Igualdad que lidera el ex juez Francisco Serrano. Economista de profesión, se ha formado y trabajado en el extranjero durante muchos años. Ha vuelto a Sevilla, donde vive entre exiliado y refugiado.

PREGUNTA.—¿Eso de crear una plataforma por la igualdad es porque creen que en España no existe pese a ser un derecho fundamental?

RESPUESTA.— Claro que no hay igualdad. No la hay ante la Ley de forma patente y manifiesta. Si una mujer se pasa hora y media diciéndole a su marido de todo menos bonito: vago, borracho, etc. y luego el marido va y le responde: bruja déjame en paz, con la ley en la mano, ese hombre es un delincuente. La señora habrá cometido una falta de insultos, pero él un delito: maltratar a una mujer. En ningún otro país se han llevado las cosas en este aspecto al extremo que alcanzaron en España durante la época de Zapatero, cuando la discriminación se llevó al Código Penal. Eso sólo existe en los países islámicos. El Corán dice que la palabra del hombre vale el doble que la de la mujer, pues aquí los poderes públicos se han pasado años diciendo que si una mujer denuncia en un juzgado, hay que creerla sí o sí, da igual que no haya más indicio que el de su mera declaración.

P.—¿No justificó eso el desamparo evidente que sufrían muchas mujeres?

R.— Yo escuchaba esas noticias y oía hablar del endurecimiento de las penas para los maltratadores y me alegraba, claro que sí. Que metan en la cárcel a esos canallas, decía. Lo que yo no podía imaginar es que se fuera a sobrepasar la línea del respeto a los derechos humanos y la presunción de inocencia. La juez decana de Barcelona llegó a hablar de una vulneración de derechos fundamentales que repugna. En lo que nos han mentido descaradamente es en las cifras y en el tema de la lacra: en que esto sea un problemón a gran escala. Claro que existen hombres que matan a sus mujeres. Igual que existen mujeres que matan a sus parejas. Y los motivos son exactamente los mismos: los celos, la posesión desmedida, desequilibrios psíquicos severos… Es posible que el pasado patriarcal y machista de la sociedad donde vivimos y una superior complexión física del hombre hagan que la violencia se dé más del hombre a la mujer, pero que se dé más, no que se dé sólo. O sea, que si hablamos de crimen machista, tendríamos también que hablar de crimen feminista.

«Si hablamos de crimen machista, tendríamos que hablar de feminista»

P.—¿Es mentira entonces que la llamada ‘violencia de género’ sea un problema?

R.— Verá, es un drama absoluto que una mujer muera a manos de su marido; igual que es un drama que un niño muera a manos de su madre, un hermano a manos de su hermano o un hombre a manos de su mujer. Lo que es una mentira de proporciones bárbaras es afirmar que en España éste sea un problema particularmente gravoso. Pero si comparamos las cincuenta o setenta mujeres muertas cada año, los diez o treinta hombres muertos cada año o los veinte o veinticinco niños muertos cada año, que son cada uno un drama, con los datos del resto de países europeos o con los casi cuatro mil muertos por accidentes de tráfico que hay cada año o los casi trece mil muertos por accidentes o enfermedades laborales, comprenderemos que en España no es un gravísimo problema social. Hay otras cosas con más motivos para ser consideradas un problemón.

P.—Habla de otros países, ¿no somos entonces una excepción?

R.— En los países nórdicos, no le hablo ya de la cultura mediterránea tradicionalmente asociada al machismo, las cifras son mucho más escandalosas, bastante peores.

P.—¿A qué atribuye entonces que aquí se haya puesto el foco sobre este asunto?

R.—A una confluencia de casualidades e intereses. El primero que lo reflejó fue Diego de los Santos, que en su ensayo ‘Las mujeres que no amaban a los hombres’, lo atribuye a una mezcla de demagogia electoralista barata e intereses económicos. Se ha creado toda una industria del maltrato, de la que viven miles de personas en España.

P.—¿Cómo es eso de una industria del maltrato?

R.— En cualquier pueblecito de España, al calor de las arcas llenas que se encontró Zapatero y del dinero que venía de Europa, se creó una oficina donde había una psicóloga, una trabajadora social y un no se qué, que eran el primo del alcalde y el amiguete del concejal. Y que se renovara cada año la subvención de la que dependían esos sueldos, dependía de que en ese pueblo encontraran equis mujeres maltratadas y equis hombres maltratadores. Así que cualquiera que pasara por la puerta, la cogían a lazo y tú eres una mujer maltratada sí o sí. Hemos llegado a calcular que hay unas ciento treinta mil personas que viven de esto en todo el país.

«En la Plataforma por la Igualdad hemos sufrido una verdadera persecución»

P.—O sea, que si se acaba con la violencia de género, toda esa gente irá al paro.

R.— La Ley de Violencia de Género no está hecha para acabar con la violencia en el ámbito de la familia ni acabar con la violencia del hombre sobre la mujer. Está hecha para incrementarla, para crear más conflictividad y que más gente viva de eso. Si revisa el boletín oficial de cualquier comunidad autónoma, verá que el criterio para recibir más subvenciones es aumentar el número de denuncias, no la disminución del delito. Por eso ha fracasado todo. Las subvenciones son también a la industria del género. Hay una serie de organizaciones, la Federación de Mujeres Progresistas o la Asociación de Juristas Themis que se han llenado los bolsillos a costa de nuestros impuestos de manera indecente. Ese lobby regado de dinero público, vive de las subvenciones que el problema genera y por eso no está interesado en acabar con el maltrato.

P.—¿La llegada al gobierno del PP ha cambiado en algo esta situación?

R.— Las cosas han cambiado, pero más que por el nuevo gobierno, por la mancha de aceite que se ha ido extendiendo. Es raro ya que en España haya quien no tenga un primo, un hermano o un hijo denunciado en falso por la patochada esta del género. El fiscal de Avilés, por ejemplo, ha dicho que el ochenta por ciento de las denuncias que le llegan son infracciones ridículas. Una infracción ridícula es una ventosidad. Hay hombres condenados por haberse tirado un pedo delante de su pareja. Y ese hombre tiene ya antecedentes penales; y a ese hombre las radicales del género quieren quitarle la posibilidad de cuidad a sus hijos.

P.—¿Qué acogida tuvo la Plataforma por la Igualdad en el mundo oficial?

R.— Hemos sufrido una verdadera persecución. Desde el Ministerio de Igualdad se enviaban cartas al Poder Judicial para que sancionaran al juez Francisco Serrano, que era el que más al día llevaba un juzgado de toda España; y consiguieron cargárselo. Fue una barbaridad más que nos tragamos en la crisis institucional y de valores completa en la que estamos y que la izquierda ve como algo normal.

P.—¿Sus propuestas han sido recogida por algún partido?

R.— Sólo por UPyD, cuya portavoz, Rosa Díez, ha dicho que quiere acabar con la asimetría penal que actualmente existe y que en opinión del Consejo de Estado y el del Poder Judicial es una absoluta aberración. PSOE e IU se mantienen en una radicalidad vendida, que incluso llegó a denunciar Gregorio Peces Barba afirmando que los socialistas eran rehenes de feministas radicales, y el PP está atrapado en sus propios complejos.

P.—Habrá también quien, al leer esta entrevista, opinará que usted es también un machista radical que le está faltando el respeto a las miles de mujeres maltratadas que hay en España.

R.— Quienes me dicen eso, que me lo dicen, les digo que lo siento, pero ellas son quienes de verdad me parecen machistas. Machistas y totalitarias. Yo estoy en el lado de quienes buscan la igualdad en una feliz, libre y respetuosa convivencia de hombres y mujeres.