PERICAY, Xavier, (2013), “Donde la lengua pierde su nombre”, ABC, La tercera, 5/08/2013.

«Y es que, para bien o para mal, la gente acostumbra a establecer con el lenguaje una relación que va más allá de la meramente comunicativa o instrumental. Violentarla a nada conduce. Y si esa violencia, además, responde a propósitos asimilistas o es percibida como tal por mor de las circunstancias, entonces la reacción suele ser de órdago. Y la convivencia, claro, se resiente. Eso si no se agrieta sin remedio.»