Julio MONFORT, “¿Censura feminista?”, Diario La Marina Plaza, Marina Alta, 25/01/2016.

«El Ayuntamiento de Pego optó por “retocar” un grafiti en el acceso al mercadillo municipal debido al informe censor de Infodona, de la consellería de Bienestar Social, según el cual el dibujo a modo de caricatura satírica de una mujer con sobrepeso abroncando a gritos a un tendero “reproduce el estereotipo de ama de casa sin estudios”. La imagen de la mujer ha desaparecido de un borronazo y ha sido sustituida por una caja de frutas.»

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«El grafiti recuerda bastante, opinión personal, a una de las muchísimas escenas que muestran los monumentos falleros mediante grotescos ninots masculinos y femeninos. Por otra parte, me pregunto si ante la visión de un cuadro en una sala de exposiciones municipal, en el que aparece un tipo con aspecto dejado y embriagado y acodado sobre la barra de un bar junto a una botella vacía, se puede interpretar como un estereotipo que degrada al hombre.»

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Simón de Beauvoir y Anäïs Nin fueron en el siglo pasado dos iconos fundamentales del feminismo, entendido como una reivindicación de la igualdad y las libertad aplicable a hombres y mujeres. Sus creaciones literarias movieron cimientos enquilosados y despetaron conciencias, propiciando a la larga unos cambios sociales que aún hoy siguen vigentes. Las dos se enfrentaron a duras críticas y su libertad artística y de expresión, inseparable todavía de la libertad de pensamiento, fue muchas veces cercenada por la censura de la época. Anäis Nin tuvo que recurrir a veces a ediciones casi clandestinas. Las dos tuvieron a su lado a compañeros también relevantes e implicados junto a ellas en la consecución de transformaciones sociales.

Esos cambios de conciencia, más igualdad y más libertad, llegaron más tarde a nuestro país, debido entre otras cosas a un férreo sistema censor, rígidamente protocolado y en extremo limitante de la creatividad artística. Eran tiempos en que algunos veían escenas pecaminosas o subliminales mensajes revolucionarios por todos los sitios.

Hace pocos días, el Ayuntamiento de Pego optó por “retocar” un grafiti en el acceso al mercadillo municipal debido al informe censor de Infodona, de la consellería de Bienestar Social, según el cual el dibujo a modo de caricatura satírica de una mujer con sobrepeso abroncando a gritos a un tendero “reproduce el estereotipo de ama de casa sin estudios”. La imagen de la mujer ha desaparecido de un borronazo y ha sido sustituida por una caja de frutas. El informe, que determina la aplicación de un protocolo en materia de igualdad, fue consecuencia a su vez de una denuncia de la oposición local.

Francamente, al margen de que la interpretación artística siempre es subjetiva y difícilmente regulable por protocolos, el grafiti recuerda bastante, opinión personal, a una de las muchísimas escenas que muestran los monumentos falleros mediante grotescos ninots masculinos y femeninos. Por otra parte, me pregunto si ante la visión de un cuadro en una sala de exposiciones municipal, en el que aparece un tipo con aspecto dejado y embriagado y acodado sobre la barra de un bar junto a una botella vacía, se puede interpretar como un estereotipo que degrada al hombre. Creo que sería absurdo. Acabaríamos como los buscadores de pecados.

No sé, pero algunos empezamos a sentir nostalgia por aquel feminismo del siglo pasado, calificado por algunos de libertario, en el que unas y otros, integrados en objetivos comunes, abrieron juntos puertas blindadas de muy diverso tipo, superando incluso rígidos protocolos censores. Resulta que las tijeras cortan ahora del revés y que donde había compañeros empieza a haber adversarios. Es que ya lo dijo César: “divide y vencerás”.

http://lamarinaplaza.com/2016/01/25/censura-feminista/