«Tras una ruptura, muchos abuelos se ven desterrados de la vida de sus nietos. Cada vez acuden más a los tribunales.»

El Mundo, “Abuelos por imperativo legal”, Elena Mengual, Madrid, 22/04/2012.

«Recogen a los niños del ‘cole’, se los llevan de vacaciones, ejercen de ‘canguros’, y hasta pagan la compra y la hipoteca de sus hijos si las circunstancias lo requieren y las posibilidades lo permiten. Siempre una figura de gran importancia en la sociedad española, la crisis económica ha hecho aún más indispensables a los abuelos.

Sin embargo, la cosa cambia, y mucho, tras una ruptura familiar. No son pocas las ocasiones en las que los abuelos son desterrados de la vida de sus nietos. Por eso, son cada vez más los que acuden a los tribunales a exigir su derecho a verlos, un derecho que establece claramente el Código Civil:

“No podrán impedirse sin justa causa las relaciones personales del hijo con sus abuelos y otros parientes y allegados. En caso de oposición, el juez, a petición del menor, abuelos, parientes o allegados, resolverá atendidas las circunstancias”. (Artículo 160 del Código Civil).

Sin embargo, una cosa es la teoría, y otra la práctica. Que se lo digan a Alberto y Laila (nombres ficticios), quienes han pasado un auténtico calvario hasta recuperar el contacto con sus nietos. Su hija se quitó la vida durante el proceso de divorcio. Cuando aún lloraban la pérdida, se vieron separados de los pequeños, de tres años y ocho meses, pues la custodia pasó automáticamente al padre.

Acudieron a los tribunales y, meses después, una juez les dio la razón. Estableció que abuelos y nietos se vieran (prácticamente conocieran) en un ‘punto de encuentro’, lugar en los que las familias pueden realizar el ‘traspaso’ de los niños sin tener que encontrarse…

Pero entonces se toparon con un nuevo problema: el punto de encuentro asignado tenía una lista de espera de 19 personas. El tiempo pasaba y la ansiada reunión no llegaba. Finalmente, consiguieron, a través de una mediación, llegar a un acuerdo con el padre y la juez; ahora ven a los niños cada 15 días y parte de las vacaciones. “No quieren inmiscuirse en sus vidas, pero sí ver a sus nietos”, explica Guadalupe de la Fuente, presidenta de la Asociación de abuelos separados de sus nietos, quien intermedió en el caso.

Sin saber qué hacer

De la Fuente fundó, junto a otras personas en las mismas circunstancias, esta entidad sin ánimo de lucro que funciona desde hace tres años. Los mismos que ella lleva viendo a su nieta con normalidad, tras cuatro de conflictos y pleitos a raíz de la separación de los padres.

“Muchos de nosotros nos encontramos con problemas de todo tipo, desde separaciones traumáticas a la pérdida de un hijo, y como consecuencia, en muchos de los casos los abuelos no volvemos a ver a nuestros nietos”. “Hasta que no llegas a esta situación, no te das cuenta de las cosas. Yo estaba absolutamente perdida. No sabía por dónde empezar”.

Por eso decidieron unir fuerzas y constituirse en asociación, con el fin de ayudar a abuelos en las mismas circunstacias, y promover cambios en la legislación, además de “hacer entender a los políticos que la situación que se está creando de intervencionismo en la familia no es la ideal. Hay que sacar a los juzgados de la familia”.

Entre los cambios legislativos de los que hablan está que la custodia compartida sea opción preferente en los casos de separación. “El padre no sólo tiene responsabilidad económica, también tiene la de educar a sus hijos”, afirma, y revela que son los abuelos paternos los que se ven más a menudo separados de sus nietos.

También abogan por una reforma de la Ley de Violencia de Género, con el fin de que se incluya a todos los miembros, para que “cualquier personas débil dentro del núcleo familiar esté protegida”. Porque, según de La Fuente, “vemos que hacen negocio con nuestros nietos a través de puntos de encuentro, asociaciones paralelas de mediación…. Pero no vemos resultados, ya que cada vez mueren más mujeres, hombres y niños en el ámbito familiar”.

Precisamente entre sus reivindicaciones está también que desaparezcan los puntos de encuentro, que no consideran necesarios, “cuestan dinero y además presentan listas de espera”, afirma. “En Francia, por ejemplo, donde la custodia compartida es la opción preferente, no existen puntos de encuentro. El punto de encuentro ha de ser el colegio”.

Divorcio, defunción y ‘extorsión’

La separación de abuelos y nietos suele producirse tras el fallecimiento de uno de los padres, tras una separación o divorcio, o como fruto de la ‘extorsión’ de algunos hijos, que exigen “prebendas económicas” a los abuelos a cambio de ver a los nietos. Tal vez relacionada con la crisis, esta última ‘modalidad’ va ‘in crescendo’, y representa el 60% de los casos que llegan a la asociación, según explica De la Fuente.

En los casos de separación, los abuelos no suelen pedir régimen de visitas, porque implica restar tiempo a los padres. Sí les animan a hacerlo en los casos de fallecimiento, pues es habitual que el viudo o viuda rehaga su vida y no vuelvan a ver a los niños. “Normalmente, pedimos dos fines de semana al mes y un mes de vacaciones“, explica La Fuente. “Debemos tener claro que no somos los abuelos, y por lo tanto debemos seguir las pautas que nos marquen los padres. Lo último que queremos es crear un conflicto emocional en el niño, sólo pretendemos que conozcan a su familia y no pierdan sus raíces“.

La asociación recibe entre ocho y 10 llamadas diarias. Una psicóloga -una abuela voluntaria- atiende los casos. “Valoramos la situación anímica del abuelo (por ejemplo, si está plenas facultades, o es muy mayor). En función de esto, se les hace ver qué relación pueden tener con los niños y qué pueden solicitar”.

De considerarlo oportuno, el caso pasa al departamento jurídico, en el que cuentan con asesores voluntarios y una abogada. Se suele apostar por la mediación pero, cuando ésta no es suficiente y hay que ir a juicio, la asociación corre con los gastos de abogado y procuradores en los casos de los abuelos que no tienen medios.

Las labores voluntarias de los socios y sus aportaciones económicas son los sostenes de la asociación, que se niega a recibir subvenciones. Por eso no tienen local, y visitan a los abuelos a domicilio. “No queremos que ningún partido político nos pueda callar la boca”, afirma rotunda. No se identifican con ninguna formación. Y recuerda que el Ayuntamiento de Madrid presentó, siendo Alberto Ruiz-Gallardón alcalde, un moción en favor de la custodia compartida. “Ahora, que es ministro de Justicia, se ha quedado callado“.

Enlaces: http://www.elmundo.es/accesible/elmundo/2012/04/20/espana/1334923354.html