Juan Manuel de Prada: «Ellos -los magistrados del TS- son los auténticos prevadicadores dolosos» (ABC)
Acoso al Juez Serrano, Firmas de lingüistas/escritores julio 15th, 2012DE PRADA, Juan Manuel, (2012), “Jueces prevaricadores”, ABC, 14/07/2012.
«Es doctrina establecida por el propio Tribunal Constitucional- que es obligación de todo juez «preservar el derecho a la tutela efectiva y evitar su violación o lesión por el uso de formalismos o rigorismos excesivos, o de interpretaciones de un texto legal absolutamente lineales o literales que impidan la normal consecución del fin que la norma persigue»
«Si prevaricar dolosamente consiste en dictar a sabiendas una resolución manifiestamente injusta, ¿puede considerarse prevaricación dolosa la actuación de un juez que, si bien conculca ciertas normas procedimentales, evacua una resolución justa por la que no obtiene ningún provecho personal, más allá de atender el bien del menor?»
«Estos magistrados -del TS- habrían exigido a Salomón que citase a testigos, ordenase informes periciales y estableciese un turno de alegaciones y recursos… mientras el niño se pudría en cualquier orfanato de Jerusalén. Ellos, y no el juez Serrano, son los auténticos prevaricadores dolosos.»
Artículo:
«Los magistrados del Tribunal Supremo que han condenado al juez Serrano habrían hecho lo mismo con Salomón.
El Tribunal Supremo ha condenado al magistrado Francisco Serrano a diez años de inhabilitación, por considerarlo responsable de un delito de prevaricación dolosa, lo que en la práctica implica su expulsión de la carrera judicial. ¿Y qué bestial desafuero habrá perpetrado este juez Serrano para hacerse merecedor de tan severo castigo? ¿Habrá, tal vez, legalizado alguna formación política que justifique el terrorismo? ¡No, vive Dios, que tales hazañas pueden realizarse sin temor a sanciones en nuestro sacratísimo Estado de Derecho! Lo que el juez Serrano ha hecho es infinitamente peor. ¡Ha osado, nada más y nada menos, prolongar durante un par de días el régimen de visitas de un padre divorciado, para que su hijo pudiera desfilar como cofrade en una procesión de Semana Santa (si todavía hubiese sido en el Orgullo Gay )! ¡Tiemblan los pilares de la Justicia ante tamaña iniquidad! ¡Se resquebrajan los cimientos de nuestra democracia ante semejante tropelía! ¡El edificio entero de nuestro ordenamiento jurídico cae hecho trizas ante el descomunal abuso de este juez Serrano!
Cuando yo estudié leyes, se nos decía que el principio de proporcionalidad debía inspirar la actuación de los jueces y la imposición de penas. Este juez Serrano, cuando dispuso que el niño cofrade pudiera desfilar en compañía de su padre en la procesión sevillana, desatendió ciertas reglas procesales: al parecer, asumió competencias que correspondían a otro juzgado; y tampoco escuchó el parecer de la madre ni del fiscal. Su resolución, sin embargo, no fue injusta (como luego confirmaría la Audiencia Provincial), y no buscaba otra cosa sino atender el deseo del propio menor, que a la sazón contaba once años, edad más que suficiente para que su solicitud fuese escuchada. No entraremos aquí a enjuiciar las posibles irregularidades procesales que rodearon la actuación del juez Serrano, seguramente merecedoras de algún tipo de sanción disciplinaria; pero, ¿existe proporcionalidad entre tales irregularidades y la pena de inhabilitación impuesta? Si prevaricar dolosamente consiste en dictar a sabiendas una resolución manifiestamente injusta, ¿puede considerarse prevaricación dolosa la actuación de un juez que, si bien conculca ciertas normas procedimentales, evacua una resolución justa por la que no obtiene ningún provecho personal, más allá de atender el bien del menor? Cuando yo estudié leyes, también se nos decía -y es doctrina establecida por el propio Tribunal Constitucional- que es obligación de todo juez «preservar el derecho a la tutela efectiva y evitar su violación o lesión por el uso de formalismos o rigorismos excesivos, o de interpretaciones de un texto legal absolutamente lineales o literales que impidan la normal consecución del fin que la norma persigue». Y si el bien que la norma persigue en casos como el que ahora nos ocupa es el bien del menor, ¿es justo que sea expulsado de la carrera judicial un juez que, para realizar ese bien e impedir su violación por el uso de formalismos, desatendió ciertas reglas procesales?
Los magistrados del Tribunal Supremo que han condenado al juez Serrano habrían hecho lo mismo con Salomón, por haber solventado tan expeditiva como justamente el caso de las dos madres que acudieron a su tribunal, disputándose a un niño. Estos magistrados habrían exigido a Salomón que citase a testigos, ordenase informes periciales y estableciese un turno de alegaciones y recursos… mientras el niño se pudría en cualquier orfanato de Jerusalén. Ellos, y no el juez Serrano, son los auténticos prevaricadores dolosos.»
Enlaces: http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20120714&idn=1503076282940
julio 15th, 2012 at 1:15
El problema que subyace en estos casos no es de acierto o desatino en la aplicación de la legalidad al caso controvertido, esa no es la cuestión, ni por asomo. Lo realmente necesitado de esclarecimiento es la interpretación de la voluntad del juzgador del Supremo al momento de la aplicación de la ley. Lo que en el argot se denomina “principio de imparcialidad”, quiere decir que el juez interpreta en base a criterios de recta razón y aplica según su supuesta buena fe actuacional o sana conciencia. Estos requisitos de actuación no han sido los que rigieron la redacción del veredicto acordado,aquí la imparcialidad está quebrada, y a nadie le vincula la creencia en la rectitud de conciencia de aquellos.
Llegado este escueto punto de reflexión, es decir, la discordancia manifiesta existente entre el sentir plasmado en la sentencia por aquellos magistrados y la concepción que el pueblo tiene de la que debe ser justicia esperada, se dirime una custión trascendental: ¿DONDE ESTAN LOS ORGANOS DE CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD MAS ESCANDALOSA?. Efectivamente, arbitrario no es desmarcarse de la ley, sino actuar de contrario al sentir mayoritario. La justicia no emana del juez(juez puede ser cualquiera, incluso el más grande de los malhechores), tampoco la justicia tiene su fuente en la ley (que es una percepción cambiante), sino que la justicia es un parto del sentir de un pueblo, que es un sustrato de sensibilidad estable e incorruptible, y es esa la fuente de calificación ordinaria de lo que debe entenderse como justo o injusto. Desde esta evidencia conceptual, la resolución por la que en su dia el T.S.J.A. condenó al Juez D. Francisco Serrano fue una sentencia justa, porque al margen de las estridencia procesales que se les quiera achacar, no suscita estridencias en el sentimiento social dominante. La sentencia que permitió al niño salir en procesión de su Hermandad, fue un gran acierto del Sr. serrano, y no perjudicó a nadie, ni al niño ni a su madre, por más que aquel T.S.J.A. reprochara aquella resolución.
Las dos sentencias condenatorias que pesan sobre D. Francisco Serrano, nadie en su sano juicio es capaz de compartirlas, a excepción de quien las analice con sentimiento viciado por el odio o los deseos de venganza. Si la del T.S.J.A. fue una desdicha de sentencia, la del Tribunal Supremo ha sido el colmo de la manifiesta mala fe actuacional, de la exaltación de la visceralidad contra la razón como medio de aplicar el derecho justo, y es además una apología de terrorismo judicial, porque desde ahora, nadie puede depositar su confianza en que aquellos tres magistrados actuarán en el futuro según los cánones del ideal de justicia. Aquellos jueces del Supremo que han condenado a D. Francisco Serrano a diez años de inhabilitación, han hecho gala de que para ellos, el derecho no es el patrón de medida por el que rigen sus actos, y sus conciencias no es, en absoluto, la propia y típica de hombres de bien. De estos jueces, no nos podemos fiar, en absoluto. Cuando se pierde la confianza pública en un juez, surge el desplome del estado de derecho, y en estas situaciones, se hace más necesario que nunca, en aras del interés común, que los medios de control de este tipo de actuaciones, se pongan en funcionamiento para no solo remediar el acto injusto, sino para impedir que estos sujetos sigan estando autorizados para administrar justicia.
Propongo que el movimiento de padres se unan en solidaridad actuacional, y emprendan una acción colectiva, todos al unísino, para promover que la Justicia recaiga sobre quienes tanto daño le hacen a esta noción constitucional, y de este modo, se recupere la fe en la institución y se aparte de sus ámbitos a quienes se declaran su más fervientes pervertidores. Sería oportuno y conveniente emprender una acción popular, promoviendo la acción de la justicia contra quienes han incurrido en un flagrante delito de prevaricación dolosa, contra la administración de justicia y actuación mal intencionada en sus cometido institucional, al objeto de que sean debidamente juzgados, en el juicio que les corresponda, para que se les haga soportar el peso de la ley que ellos mismos han burlado y a la víctima propiciada en este caso, el Juez D. Francisco Serrano, se le restituya en su honor, su dignidad y su respetablidad en su condición de admirable servidor de la Administración de Justicia, en su función de juez de familia.
julio 15th, 2012 at 9:16
Mucho me temo que poco se puede hacer, al menos en España, para evitar este tipo de actuaciones inquisitoriales. Este pensamiento único de crimininalizar al varón, por el hecho de serlo, y que tan bien esta siendo aprovechado por madres inmorales, aprovechadas o despechadas, no tiene visos de cambiar a corto o medio plazo. Quien discrepa de dicho pensamiento, sencillamente es eliminado del sistema, mancillado y acosado hasta limites insoportables. Por eso son tan pocos quienes se atreven a desafiar. Es normal que el ser humano tenga miedo de tan funestas consecuencias. Solo los héroes o los locos se atreven. Este ha sido el caso del Juez Serrano. Mi más sentido agradecimiento por su valentía y locura de un Letrado de Sevilla y padre.
julio 15th, 2012 at 12:36
Según hablo con abogados, la prevaricación es habitual en la Justicia, y no pasa nada. Es una lotería tener un juez bueno o malo, como dicen ellos. Siempre hay una Ley que pisa a otra, por lo que tienen vía libre para dictar sentencias al antojo.
julio 15th, 2012 at 12:41
¿Cuántos divorcios y separaciones hay al cabo del año en España? ¿Y todos son asesinos o maltratadores? 50, 60 casos al año de mujeres asesinadas por un hombre, y tienen la crueldad de ir contándolo y remarcándolo en carteles por aytos. y otras instituciones. ¿No es una pena que de varias decenas o cientos de miles de casos donde se rompe la relación hombre-mujer, se demonice a los primeros por culpa de algunos energúmenos machistas con problemas mentales?
julio 15th, 2012 at 13:36
No estoy en absoluto de acuerdo con Francisco Castellano. Se puede, y se debe, diferenciar entre legalidad, y legitimidad. Si una ley es injusta, debe ser incumplida tanto por los ciudadanos como por los agentes del estado, y eso sería una actuación legítima, aunque ilegal. Por lo tanto, aquí os llamo a todos y todas a OBSERVAR LA LEGITIMIDAD Y NO LA LEGALIDAD. Las sentencias del T.Supremo carecen de legitimidad, y por lo tanto, no deben ser obedecidas.
julio 15th, 2012 at 21:41
La Justicia debería dejar de ser fría, y tener algo de sentido común, bajo mi punto de vista no hay sentimientos humanitarios hacia los ciudadanos, ellos mismo los jueces si ven que una ley es fría y no justa para el ciudadano, la tenían que suprimir, y que primara lo mejor para el ciudadano siempre que se cumpla justicia.
julio 17th, 2012 at 16:53
Sres. este artículo, de una valentía impecable, marca definitivamente”jurisprudencia periodística”: en ese “ellos son los prevacaricadores” se resume una acción de una justicia viciada que atenta constantemente contra los derechos constitucionales, la división de poderes, y en definitiva contra las más mínimas normas de un estado democrático y de derecho.
En Vd. Sr. Juez Serrano, personificaremos la lucha por la restitución de un sistema judicial que haga retornar a este gran pais que es España al sitio que merece de entre los estados serios y prósperos del mundo.
julio 24th, 2012 at 19:40
Ha sido ésta la oportunidad de oro, el momento esperado largo tiempo por la ideología de “género” para hacer callar de una vez una de las poquísimas voces que discrepan con el feminazismo imperante en España y que denuncian sus desastrosas consecuencias legales y sociales. Poco importa si la resolución del juez Serrano fue justa o injusta, apuesto a que el TS no perdió ni un minuto en analizarla. Tenía otras cosas más importantes que hacer: recibir toda clase de presiones del lobby de “género” y congraciarse con él. Aunque la partida ha sido muy reñida, la espada de la justicia sigue en manos poco recomendables…
octubre 27th, 2012 at 13:56
Las Feminazis son una secta que trata de extender el terror.
A las feminazis de la secta del género, y a sus mamporreros, hay que combatirlas en todos los terrenos en los que están incrustadas, Juezas, Fiscalas, concejalas, periodistas, políticas….
La _________ esa que ha montado este Cafarnaun a un Juez decente y valiente es una tal R______ I_____ H_______ P____, hermano de otra feminazi de Córdoba, menudo peligro, ¡que horror!, pobres hijos en manos que locas están.