PEREZ ABELLÁN, Francisco, (2012), “La panadera de Mataró cortaba el cuello como el pan “, Libertad Digital, 8/06/2012.
«Hay una figura delincuente que tal vez comenzó en Madrid cuando una mujer de mediana edad comenzó a visitar ancianas solas en sus domicilios. Las localizaba llamando al telefonillo o preguntando en la vecindad. Hacía como que les llevaba cosas para vender, como ropa o manteles, cortinas o abalorios.
El caso es que cuando sabía que era una señora mayor sola, la agredía, la golpeaba con saña y la dejaba inconsciente. Luego buscaba por toda la casa, joyas y dinero, objetos valiosos. Poco a poco fue descubriendo lo lucrativo del negocio. A veces se le iba la mano y le iba cogiendo el gusto a darles fuerte en el cráneo o en el pecho. Algunas quedaban muertas.
La policía tardó algún tiempo en darse cuenta de que estaba ante una asesina en serie. Ahora solo tenía que probar que había matado a tres, con un periodo de descanso entre medias, en el que perfeccionaba la técnica. Y era exactamente así: ya sabía dónde estaban las mujeres más vulnerables, cómo poner la mejor voz para que le abrieran, y de qué forma encantadora pedir un vaso de agua para que volvieran la cara, justo en el momento de golpearlas.
En Mataró ha sido detenida una panadera por haber supuestamente degollado y apuñalado a una mujer de ochenta años, Conchita, una de esas mujeres mayores con buena situación económica y buena salud que se van quedando solas y aisladas en el tejido social.
Resulta que cinco días antes otra señora había sido hallada en parecidas circunstancias,…
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